Democracia | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Abril de 2021

Por comentario publicado el 13 de este mes, alusivo a la utilización de las siglas como expresión cotidiana en los medios de comunicación, principalmente en los periódicos, se han expuestos críticas en distintos sentidos, opiniones que obligan, éticamente, a explicar la censura al estilo empleado, que se usa en estas “modernas” formas publicitarias. 

Invocando sencillamente la lección, conocida tradicionalmente, de la exposición del presidente Lincoln que resumió el sentido de la democracia, así: “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", es argumento elemental para recomendar que cuando se utiliza el derecho constitucional de la comunicación se debe hacer usando términos que comprendan todos y cada uno de los titulares del poder, es decir, el pueblo raso. No trasmitir las noticias jactanciosamente, confundiendo al público corriente. En ese sentido debe cumplirse la garantía constitucional que consagra la responsabilidad social, mejor dicho, que la libertad de expresión de difundir no es para confundir, engañar. 

Se alude a esta regla periodística que se enseña en las facultades de comunicación de la universidad, precisamente a raíz de los comentarios que a diario se han divulgado, refiriendo el debate provocado como consecuencia del proyecto de reforma tributaria que está impulsando el gobierno. 

“Los impuestos es el robo más grande y el más organizado en toda la historia de la humanidad, inventado por los reyes y los dictadores de los tiempos viejos, y aplicado por aquel administrador en nuestros tiempos. En los pueblos donde no hay justicia y la corrupción domina todo y el pueblo es indefenso y desprotegido, se roba todo el dinero de los recursos y el pueblo sigue pagando los impuestos porque “piensan que así deben ser las cosas” (Brahim Abou-Raad) 

Este comentario elemental coincide con la opinión que representantes de partidos de la oposición expresaron en los noticieros. Una comunicación simple y convincente, diferente a los discursos que los aliados al Ejecutivo han pronunciado y que por el vocabulario utilizado -siglas- las gentes del común no entienden ni comprenden, pero a la última hora muchos aplauden la iniciativa, simplemente porque se dejan manosear por sus representantes políticos. 

Por ejemplo: la improvisada enmienda constitucional, hace 30 años, habilitada con una séptima papeleta que no estaba legislada, pero se admitió para arbitrariamente convocar una Asamblea Constitucional; los electores nunca entendieron el por qué se apelaba a las facultades del Estado de Sitio, para reglamentar esa innovación y, la abstención electoral fue notoria. La democracia en su pleno sentido no se respetó y mediante los comentarios de prensa se aplaudió lo sucedido y de ahí en adelante el fundamento estatal está padeciendo las continuas reformas que provocan la inseguridad en el tiempo. No hay principios rectores y, por esto, ahora se promueve una innovación para reducir el número de miembros del congreso y acabar con el bicameralismo, estableciéndose una sola cámara, integrada mínimamente, a fin de que no sean muchos los representantes del pueblo popular. ¡Es el futuro de la próxima reforma!