Salvemos una generación | El Nuevo Siglo
Martes, 13 de Julio de 2021

Digamos las cosas como son, casi una generación completa se está perdiendo por cuenta de la agenda ideológica de Fecode. Muchos países exitosos han logrado salir adelante con muchos menos recursos naturales, con condiciones climáticas peores y posiciones geográficas más complicadas que las de Colombia, gracias a que le han apostado al formar su capital humano. Más educación es lo que responden decenas de líderes de opinión, políticos y “expertos”, al preguntarles qué necesita Colombia. Sin embargo, con las altas tasas de cobertura en básica y media que tiene nuestro país, ya el debate no debe ser de cantidad sino de calidad y propósito.

¿Educación para qué? Queremos ser un país líder en la región en ciencia y tecnología, emprendimiento y generación de riqueza y prosperidad. O, por el contrario, preferimos ser un país en donde en las aulas en lugar de enseñar matemáticas y ciencias se den discusiones ideológicas basadas en discursos fracasados que solo han generado pobreza y miseria. Creería que la mayoría de los colombianos están de acuerdo en la primera premisa, y solo una minoría, es que busca el poder para enriquecerse de cuenta de empobrecer al resto, apoyaría la segunda.

Si queremos tener educación de calidad y una generación entera de colombianos dedicados a la generación de la riqueza y no a su destrucción, debemos evitar que la agenda impuesta por Fecode se imponga. Estas personas no pueden seguir educando a nuestros niños. Pero seamos claros, mientras la educación de la mayoría de niños en Colombia esté en manos del Estado, difícilmente lograremos alejar la imposición ideológica de las aulas y mucho menos tener educación de calidad y propósito.

Salvar a esta generación requiere dos cosas: más participación del sector privado y un sistema de cheques escolares que le devuelva a los individuos en es este caso las familias la libertad para escoger la mejor educación para sus hijos.

La empresa privada en lugar de dar loables y generosas donaciones a instituciones de educación públicas, debe dedicarse a construir colegios y operarlos, con criterios de eficacia, eficiencia y buscando la mayor calidad posible, educando niños y jóvenes para los desafíos del futuro, alejado de discusiones ideológicas obsoletas. Colegios enfocados en las habilidades blandas, la creatividad, el emprendimiento y las ciencias, que eduquen a buenos ciudadanos, que sean libres y basados en la importancia del individuo.

Nadie está mejor capacitado para decidir qué tipo de educación quiere que reciban los niños que sus padres. Colombia debe adoptar un sistema de cheques educativos para las personas en condición de pobreza, en donde el Estado gira un cheque mensual que solo puede gastarse en educación y los padres pueden escoger la mejor institución para sus hijos. Los colegios públicos tendrán que competir en calidad y contenido con los colegios privados, los padres escogerán libremente si prefieren la agenda política y el lavado de cerebro de los docentes de Fecode o la educación con pensamiento crítico que ofrecerá la competencia. Los malos docentes, las instituciones de educación con bajo rendimiento serán castigadas por los padres de familia, y al final los niños ganarán y salvaremos una generación.