La fortaleza del PP | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Julio de 2021

Pablo Casado afirma su liderazgo

* Indeclinable defensa de ley y orden

 

Pablo Casado en tres años al frente de la jefatura del conservador Partido Popular (PP) de España no solo ha conseguido que su partido recupere su reconocida dinámica programática y liderazgo político, sino que apunta a recuperar el poder en el corto lapso.

El antiguo jefe de gabinete de la fundación de José María Aznar, considerado entonces como más técnico que político, ha ganado peso específico. Ello le permitió no solo fijar fronteras claras a Ciudadanos y Vox sino que frenó el ímpetu del Partido Socialista y dejó sin mayor viabilidad a Podemos y otras fuerzas radicales. A ello se suma que el decidido apoyo a la campaña de Isabel Díaz Ayuso para la presidencia del Ayuntamiento de Madrid y un impulso a la renovación de las estructuras del PP en todo el país lleva a que militantes que habían abandonado sus toldas y enfilado en otros movimientos de centro derecha, ahora estén regresando a las huestes conservadoras.

No ha sido una tarea fácil. En sus inicios como jefe del PP debió afrontar la campaña de descrédito que desataron los socialistas en contra del mandato de Mariano Rajoy. A nivel interno debió enfrentar a una vieja guardia dirigencial, como fue el caso de la señora Sáenz de Santamaría, antigua jefe de gobierno, a la que desplazó de la línea de mando partidista. Su bautizo de fuego se dio a los cuatro meses de llegar a esta dignidad, en medio de la maniobra orquestada por La Moncloa para desacreditarlo así como los ataques desde la izquierda, el centro y la ultraderecha. En medio de ello se afincó como defensor del orden y la Constitución y ello le permitió mantener una fuerza parlamentaria importante y evitar el descalabro anunciado en Cataluña. 

Casado ha superado una y otra vez los intentos del mandato socialista por debilitar su gestión, al tiempo que se erige cada vez más en vocero de las necesidades colectivas de la nación, como la defensa de la justicia y la unidad soberana, escenario en donde ha librado una verdadera batalla con el gobierno Pedro Sánchez, imbuido en un errático manejo de la crisis pandémica, social y económica. Por lo mismo, frente a ese intento desestabilizador y atentatorio de la institucionalidad, el PP es hoy sinónimo de la defensa a ultranza de la Constitución, la ley y el orden. Incluso, el jefe de “los populares” ha llevado esta causa al seno de la Unión Europea, que ya advirtió al Ejecutivo ibérico sobre cerrarle las ayudas económicas si sigue en la senda de quebrantar las jerarquías judiciales, lesionar la unidad territorial y copar los altos cargos con sus adeptos.  

El jefe del PP tiene claro que en España se libra una lucha crucial contra  el modelo cubano-chavista, que encarna Sánchez, pese a que en los últimos días este se vio obligado a separarse un tanto de las figuras emblemáticas de Podemos. Pero lo cierto es que en La Moncloa hoy no tienen la menor influencia los antiguos dirigentes moderados socialistas que hicieron posible la transición pacífica de la dictadura a la democracia. Por el contrario, socialistas radicales y confesos comunistas ocupan cada vez más posiciones de mayor influjo en el gobierno, pese a ser enemigos de la propiedad privada, amigos de elevar los impuestos a todo trance así como de alentar los ánimos separatistas y favorecer a los “ocupas” que ingresan a casas y departamentos vacíos para instalarse por la fuerza.

En ese punto el triunfo de Isabel Díaz Ayuso ha dejado las cosas claras en cuanto a la voluntad política del PP de respaldar el libre mercado y la recuperación económica de España, facilitar la rebaja impuestos e incluso las exenciones en el caso de las herencias. Lo mismo que se tiene una idea muy clara de cómo superar la crisis social y económica  derivada de la pandemia del covid-19, que sigue poniendo a la nación contra la pared pese a la apertura gradual de las últimas semanas. 

Casado, que la próxima semana vendrá a Colombia, tiene claro que desde La Moncloa pretenden radicalizar el gobierno y golpear por la vía de los impuestos a la empresa privada, así como debilitar aún más la unidad de España. Indultar y excarcelar a los líderes separatistas que insisten en romper la estabilidad institucional, es apenas un primer paso en esa peligrosa trama.

De cara a los próximos desafíos políticos, jurídicos, económicos, sociales y obviamente electorales, es evidente que el Partido Popular bajo la conducción de Casado recobró vigor, liderazgo y credibilidad, poniendo al partido, una vez más, en la ruta de ser alternativa de poder al corto plazo.