La minibonanza cafetera | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Julio de 2021

Fortalecer el Fondo de Estabilización

* Cautela frente a lo que pasa en Brasil

 

La caficultura colombiana está de plácemes por el aumento de precios en los mercados internacionales. Ayer la semana arrancó con un valor de 2,07 dólares por libra en la Bolsa de Nueva York. Desde hace unos días se dan cotizaciones que no se veían desde 2014.

Obviamente es una buena noticia para las más de 560 mil familias cultivadoras en nuestro país, que podrán recibir ahora $1.905.000 por carga de 125 kilos, un respiro económico tras el duro embate de la pandemia.

El aumento de los precios se debe específicamente a las contingencias climáticas en Brasil. Desde comienzos de 2021 se sabía que el exceso de lluvias en el gigante suramericano el año pasado afectaría el volumen de su cosecha, una situación que empeoró con las intensas sequías del segundo trimestre en estados como Sao Paulo, Paraná y Minas Gerais, a lo que se suman las fuertes heladas recientes. No es claro cuánto podría bajar la producción brasileña este y el próximo año, pero algunos cálculos señalan más de 15 millones de sacos. Esa es la razón que explica por qué la libra del grano a nivel externo subió casi medio dólar en pocos días.

También ha sido clave que en este año, a medida que buena parte del mundo deja atrás la estrategia de las cuarentenas estrictas anti-covid y reactivan de forma sostenida su aparato productivo, la demanda de café se está recuperando gradualmente.

Esta “minibonanza” llega en momentos en que Colombia tiene una cosecha que podría alcanzar en 2021 los 12 millones de sacos, que es una producción potable pero inferior a otros años en donde se sobrepasaron los 14 millones. La propia Federación Nacional del grano alertaba días atrás que apenas en junio las exportaciones recuperaron parte del terreno perdido en mayo por culpa de los paros y bloqueos viales. En el sexto mes las ventas externas llegaron a casi 960 mil sacos, un 11% menos que junio del 2020. No hay que olvidar que los taponamientos de carreteras y el vandalismo afectaron las entregas de café, ya que el puerto de Buenaventura, por donde sale el 60% de la producción, duró 40 días bloqueado. Por eso mismo las exportaciones este año apenas si han crecido 2% frente al primer semestre del pasado.

Es obvio que el mejor precio interno constituye una noticia positiva para los caficultores y la economía en general. Se trata de más de medio millón de familias que aumentarán su consumo de productos, bienes y servicios, empujando la reactivación productiva regional y local.

Sin embargo, hay que ser cautelosos: es importante que el precio del grano aumente a nivel externo pero no conviene que se dispare, ya que un encarecimiento exagerado impacta la demanda debido al riesgo de migración de consumidores a bebidas más baratas.

De otro lado, aunque algunos expertos consideran que Colombia debería lanzar un ambicioso plan de expansión de cultivos, otros opinan que debe esperarse cómo evoluciona la crisis en Brasil y cuánto se afectará su cosecha a corto y mediano plazos. Como se sabe, el del café es un mercado que se mueve bajo la modalidad de “futuros” y lo que pasa hoy se refleja en precios y mercado en algunos meses.  

Es claro que el país debe incrementar su área cultivada, que hoy ronda las 850 mil hectáreas y la idea sería volver al millón y apuntar a una producción anual de 16 o 18 millones de sacos. También resulta evidente que los cultivos renovados demuestran una mejor resistencia a las variaciones climáticas. Sin embargo, hay que proceder con cautela porque el mercado externo es muy voluble.

También resulta urgente no solo incentivar el consumo interno del grano más excelso, sino redoblar el trabajo externo sobre promoción de marca y denominación de origen. La demanda por el café suave y de alta calidad está aumentando y prueba de ello es que el precio del grano arábica se ha disparado 60% desde enero.

Por igual, algunos expertos sugieren que es hora de fortalecer el Fondo de Estabilización para solventar épocas de ‘vacas flacas’. Si esta tendencia va a durar en el tiempo, sería bueno que las autoridades cafeteras estudiaran si -al menos una parte- de esta afortunada bonanza debe ahorrarse. No es prudente que todo este mayor ingreso vaya al gasto inmediato.

La ley de hierro que rige las materias primas como el café es que todo lo que sube, baja. Tarde o temprano. Es aconsejable, por lo tanto, ahorrar algo de esta fortuita bonanza para poder estabilizar el precio interno cuando la tendencia cambie.

Por eso, una buena manera de ahorrar, dentro del circuito cafetero naturalmente, es fortalecer el citado Fondo, que no hace mucho tiempo se creó, pero cuyos recursos son a la fecha muy limitados. Robustecerlo ahora puede ser una manera inteligente de salvaguardar su capacidad estabilizadora en el futuro. Eso es clave.